Oración diaria

 

 

 

 

 

 

 

 

49 VII SÁBADO DE PASCUA - SEMANA DEL CENÁCULO: DON DE PIEDAD

 

Texto bíblico

 

 

«Yo, hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui entregado en Jerusalén como prisionero en manos de los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, me vi obligado a apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo, pues, os he llamado para veros y hablar con vosotros; pues por causa de la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas». (Act 28, 17-20)

 

Comentario

 

Hemos recorrido durante el Tiempo Pascual los Hechos de los Apóstoles. Hoy se culmina la lectura litúrgica del texto lucano, en el que se nos da noticia del testimonio de san Pablo en Roma, donde va a ser sacrificado en la persecución del emperador Nerón. Precisamente la enseñanza paulina se ha convertido en el núcleo de unión entre protestantes y católicos, sobre la doctrina de la reconciliación. “Con el progreso de la exégesis, sobre todo en los últimos doscientos años, han aumentado también las convergencias entre la exégesis católica y la protestante, realizando así un consenso notable precisamente en el punto que estaba en el origen de la mayor disensión histórica. Por tanto, es una gran esperanza para la causa del ecumenismo, tan central para el concilio Vaticano II.” (Benedicto XVI, Audiencia 4 de febrero, 2009)

 

Piedad

 

Otro don es el de piedad, que mantiene viva en el corazón la llama del amor a nuestro Padre que está en el cielo, para que oremos a él cada día con confianza y ternura de hijos amados; para no olvidar la realidad fundamental del mundo y de mi vida: que Dios existe, y que Dios me conoce y espera mi respuesta a su proyecto.” (Benedicto XVI, Visita Pastoral a Milán, 2 de junio, 2012) “El don de piedad suscita en nosotros la gratitud y la alabanza. Piedad, por lo tanto, es sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de esa capacidad de dirigirnos a Él con amor y sencillez, que es propia de las personas humildes de corazón” (Francisco, Audiencia, 4 de junio, 2014).

 

Oración

 

“Oh Dios, que has instruido los corazones de los fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos según el mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”.